Por qué deberías mirar siempre el INCI de tus tratamientos faciales
En el mundo de la cosmética, el envase bonito y las promesas de “piel radiante” suelen llamar la atención, pero lo realmente importante está en un lugar que a veces pasamos por alto: el INCI (International Nomenclature of Cosmetic Ingredients), es decir, la lista de ingredientes.
Muchas veces, un producto puede parecer de alta gama, pero al revisar su INCI nos encontramos con que los ingredientes principales no son de tanta calidad: siliconas que solo dan una sensación momentánea de suavidad, perfumes en exceso que pueden irritar la piel sensible o conservantes en grandes cantidades. No se trata de que todos estos componentes sean “malos” en sí mismos, sino de que aportan poco o nada al cuidado real de la piel.
Además, en los últimos años ha aumentado la preocupación por los disruptores endocrinos, sustancias presentes en algunos cosméticos que pueden alterar nuestro sistema hormonal. Aunque no siempre producen efectos inmediatos, estudios sugieren que la exposición continua puede relacionarse con desequilibrios de salud a largo plazo. Ejemplos de estos ingredientes son ciertos parabenos, ftalatos o filtros solares químicos que aún se encuentran en algunos productos.
Por eso, aprender a leer el INCI es una inversión en tu bienestar: te permite elegir tratamientos con ingredientes activos de verdad (como antioxidantes, péptidos, niacinamida, ácido hialurónico en buenas concentraciones, extractos botánicos de calidad) y evitar aquellos que solo aportan marketing.
En resumen, un envase bonito puede atraer, pero lo que realmente importa está en la lista de ingredientes. Tu piel y tu salud te lo agradecerán.